Además de saber qué comer, nos hemos hecho exigentes y queremos que nuestra comida sea de buena calidad. En una sociedad en la que los transgénicos van adquiriendo cada vez más expansión, se alzan las voces de quienes desean comer de manera natural, volviendo a los productos de la huerta que han sido cultivados sin usar productos químicos innecesarios.
Por supuesto, ya ha surgido la controversia y los expertos discrepan a la hora de señalar si es mejor el uso de alimentos convencionales o de los que se denominan orgánicos o "bio".
Aunque no es una cuestión que deba obsesionarnos, debemos conocer las diferentes opciones que existen en el mercado. En realidad, lo que determina nuestra elección final suele ser el precio.
Los productos ecológicos resultan más caros que los convencionales, por lo que el precio es el primer problema con el que nos encontramos los consumidores en el momento de escoger. Tampoco podemos pensar que son perfectos, pues se ha comprobado que las granjas orgánicas usan biopesticidas (compuestos de origen animal, vegetal o mineral que son tóxicos para varias especies) que no son totalmente inocuos para los seres humanos.
Al ser un tema controvertido, ha sido tratado en profundidad por diferentes especialistas. Las conclusiones obtenidas resultan, como mínimo, llamativas en relación con algunos alimentos de uso frecuente:
- De las frutas y verduras han comunicado que las orgánicas contienen menos pesticidas, son de temporada y de procedencia local. Las convencionales son más económicas y de más fácil adquisición porque las hay en todas partes. A nivel nutricional no hay grandes diferencias, por lo que no está clara la ventaja que proporciona su consumo.
- La leche convencional procede de vacas que han sido tratadas con antibióticos y hormonas, lo que provoca la existencia de más bacterias resistentes y la aparición de pubertad precoz. La orgánica resulta más cara, pero procede de vacas menos tratadas y resulta ventajosa para la salud.
- La carne de vaca orgánica es más sana porque procede de vacas alimentadas con pastos y que se crían en espacios más abiertos. Resulta más cara, pero su consumo puede ser interesante.
- Los huevos convencionales resultan más baratos y fáciles de conseguir. Los orgánicos proceden de animales mejor tratados y alimentados, lo que mejora su calidad.
En las tiendas ecológicas puedes encontrar muchos otros productos: cereales, chocolatinas, pasta, barritas energéticas, galletas, etc. Pruébalos porque merece la pena; tienen un sabor muy agradable y en sus etiquetas suelen estar bien especificados los componentes y/o la ausencia de conservantes, pesticidas y colorantes. Además, están controlados por el Estado español y deben incluir la etiqueta de agricultura ecológica.
www.iberonat.com
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