En Argentina, la última cifra oficial informada por el Ministerio de Salud de la Nación indica que la tasa de mortalidad materna fue de 5,5 muertes por 10 mil nacidos vivos en 2009. Una cifra inaceptable y que continúa muy por arriba de los niveles del año 2000, cuando era de 3,5. Lo más grave es que la gran mayoría de estas muertes son evitables, ya que su principal causa son, desde hace tres décadas, los abortos inseguros. Y afectan a las más pobres, que son quienes mueren o enferman gravemente tras una serie de violaciones a sus derechos, como la falta de acceso a atención médica y a información. Esto constituye una grave injusticia social que debe ser visibilizada el 28 de mayo.
La historia del Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer se remonta al V Encuentro Internacional de Mujer y Salud realizado en San José, Costa Rica, en mayo de 1987. La decisión fue tomada en la reunión de integrantes de la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Sexuales Reproductivos (Rmmdr) realizada al terminar el encuentro, donde se acogió una propuesta de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe (Rsmlac) para instaurar un día de acción en torno de la salud de las mujeres, cuyo eje central giraría sobre la morbi-mortalidad materna.
La fecha elegida era emblemática dado que, justamente, un 28 de mayo de 1984 setenta activistas de América latina y el Caribe se reunieron en Colombia, para participar en la I Reunión Regional Mujer y Salud donde acordaron crear la Red de Salud de las Mujeres de América latina y el Caribe.
Desde entonces, se conmemora el Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer con el propósito de reafirmar el derecho a la salud como un derecho humano de las mujeres al que deben acceder sin restricciones o exclusiones de ningún tipo y a través de todo su ciclo de vida. En 1988 se lanzó la primera campaña mundial contra la mortalidad materna. Las muertes a causa de la gestación eran y continúan siendo uno de los indicadores más dramáticos de la inequidad en salud, en tanto afectan abrumadoramente a mujeres de los países en vías de desarrollo para quienes ser madres implica un riesgo de salud y de vida.
Este año, FEIM decidió hacer foco en cómo las adolescentes y mujeres jóvenes según su nivel social y económico ven afectadas su salud y su vida frente a un embarazo no planeado. Esto evidencia cómo la diferencia social y económica es clave respecto de la manera en que las afecta y allí se observa la gran diferencia y por eso la injusticia social que esto implica y llega a acabar con la vida de las más pobres.
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