miércoles, 23 de noviembre de 2011

La salud por la medicina energetica

En nuestro universo, materia y energía es un binomio íntimamente relacionado. Einstein lo demostraba con su teoría de la relatividad.

En la antigua Arcadia había 2 árboles, el árbol  de la ciencia del bien y del mal y el árbol de la vida.

Por aquel entonces, los seres humanos tenían acceso a estos dos árboles, pero solo podían alimentarse de los frutos del árbol de la vida. Con sus 10 sefirotes.

En el momento en que el ser humano comió del árbol de la ciencia del bien y del mal, tuvo acceso al Conocimiento y se fascinó con la polaridad (ley del 2)  e incorporó en su psiquis los pares de opuestos (bueno-malo, alto-bajo, bonito-feo…) y se polarizó.

A partir de ese mismo momento le fue negado el alimento de los frutos del árbol de la vida y los seres humanos abandonaron  la Arcadia.

El árbol de la vida, obviamente, es interno y externo porque el árbol de la vida está dentro y fuera de nosotros.

Este árbol tiene en su parte superior su triangular corona de gloria.

El rayo de la creación desciende desde la corona de gloria hasta el reino físico, alimentándolo y nutriéndolo.

En este descenso del rayo de vida, se producen diferentes niveles de vibración que van descendiendo en octavas y polarizándose en cada una de ellas. Si no se polarizase no podría descender y crear los diferentes reinos o dimensiones.

Esto sucede a nivel microcósmico y microcósmico. Al final de los tiempos este rayo vuelve a su inicio, cerrando el gran ciclo de la creación.

Todo vuelve al principio con un bagaje de realización. Este movimiento es espiraloide.

Si queremos participar conscientemente de este proceso evolutivo de la creación, debemos estar en sintonía con ella.

Para ello en nuestro organismo disponemos de 7 centros maravillosos que son los chacras. Estos centros deben girar armónicamente en el sentido adecuado. Y debemos ir desarrollando el nivel de conciencia para poder participar activamente y comprender.

Esto implica un trabajo consciente que si no se realiza, lleva al ser humano a procesos involutivos y como  Bach nos explica en sus conferencias y escritos, estos procesos desembocan en estados de enfermedad.

Estos 7 maravillosos centros o vórtices de energía podemos encontrarlos desde la coronilla hasta el cóccix.

Se les denomina:

  1. Chakra Coccígeo o Base (Muladhara)
    Se encuentra en el Cóccix y se relaciona con las glándulas sexuales. Se representa como un loto de cuatro pétalos en cuyo interior hay un cuadrado amarillo
  2. Chakra Prostático o Uterino (Swadhisthana)
    Está relacionado con el hueso Sacro, regula el aparato reproductor masculino y femenino, la vejiga y la uretra. Se representa por un loto de seis pétalos con un círculo y una media luna de color blanco azulado.
  3. Chakra Umbilical (Manipura)
    Se ubica a la altura del ombligo, en el plexo Solar. Se representa por un loto de diez pétalos con triángulo rojo invertido.
  4. Chakra Cardíaco (Anahata)
    Ubicado en el plexo cardíaco, Cardias, se corresponde con el Timo. Está representado por un loto de diez o doce pétalos, con estrella de seis puntas color verde oscuro.
  5. Chakra Laríngeo (Vishuddha)
    Ubicado en la base del cuello, corresponde a la glándula Tiroides. Está representado por un loto de dieciséis pétalos, con un círculo y una media luna.
  6. Chakra Frontal (Ajna)
    Ubicado en el entrecejo, corresponde a la glándula Hipófisis. Está representado por un loto de dos pétalos (relacionados con los Nadis Ida y Pingalá) con un círculo blanco.
  7. Chakra Coronal (Sahasrara)
    Localizado en la coronilla, corresponde a la glándula Pineal, es el Loto de los mil pétalos.






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