Un equipo de Australiadescubrió entre más de 2.500 bebés muy prematuros que los varones solían tener una tasa de supervivencia más baja que las mujeres y eran más propensos a desarrollar problemas neurológicos crónicos, como ceguera, sordera o parálisis cerebral.
El 23 por ciento de 1.394 bebés varones nacidos antes de la semana 28 de gestación murió en el hospital, comparado con el 19 por ciento de las niñas, según publica la revista Pediatrics.
A los tres años, el 20 por ciento de los varones extremadamente prematuros y el 12 por ciento de las mujeres habían desarrollado alguna "discapacidad funcional" moderada a grave, como ceguera, sordera, parálisis cerebral y retraso mental.
Estas diferencias de género desaparecieron en los bebés nacidos en la semana 27 ó 28 de gestación. Aunque el equipo aclara que eso "debería interpretarse con cautela".
Los resultados demuestran que, aunque "se ha avanzado mucho" en ayudar a sobrevivir a los prematuros más pequeños, esos bebés siguen enfrentando riesgos considerables, según indicó la doctora Alison L. Kent, del Hospital de Canberra y de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Australia.
Un embarazo a término dura unas 40 semanas. Los bebés que nacen antes de la semana 37 son prematuros; los que nacen antes de la 34 semana son "muy prematuros". En Estados Unidos, entre el 3 y el 4 por ciento de los partos son de bebés muy prematuros.
El cromosoma Y, que determina el sexo masculino, también influye en la salud, como explicó Kent. Por ejemplo, se pierden espontáneamente más embarazos de bebés varones que mujeres.
"También hay pruebas de diferencias sexuales en la respuesta cerebral a las lesiones, lo que explicaría las diferencias en los resultados neurológicos", dijo Kent.
Otra posibilidad, señaló, serían las diferencias en "las respuestas cardiovasculares" de varones y mujeres. Los problemas del sistema cardiovascular, como la disfunción de la presión, son más comunes cuanto más prematuro sea el parto.
Si los varones son menos propensos a superarlos, eso explicaría las diferencias de género registradas en los bebés muy prematuros, pero no en los nacimientos a partir de la semana 27 de gestación.
Para Kent, lo más importante es que las mujeres lleguen al embarazo con el mejor estado de salud posible, con el peso adecuado y sin fumar.
También recomendó realizar los controles prenatales y, si una mujer advierte cambios que podrían predecir un trabajo de parto prematuro, debe informárselo de inmediato a su médico.
"Si podemos tratar a las embarazadas con esteroides (prenatales) 48 horas antes del parto y con sulfato de magnesio cuatro horas antes, podemos reducir la mortalidad y los riesgos neurológicos crónicos", aseguró Kent.
Los resultados surgen de las historias clínicas de 2.549 bebés internados entre 1998 y el 2004 en 10 unidades de terapia intensiva neonatal (UTIN) de Australia.
La autora consideró que los resultados podrían aplicarse a otros países con servicios de UTIN similares a los de Australia, pero dado que la mayoría de los bebés estudiados eran blancos, se desconoce si los resultados podrían extrapolarse a una población étnicamente más diversa.
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