«No se ha identificado ningún aspecto que suponga una debilidad en la seguridad de las centrales nucleares españolas». Con estas palabras explicó ayer la presidenta del Consejo de Seguridad Nacional (CSN), Carmen Martínez, el aprobado obtenido por los ocho reactores españoles con respecto a las pruebas de resistencia o 'stress-test' a las que han debido someterse por orden de la Unión Europea.
El CSN dio el visto bueno al informe final de resultados, fruto de seis meses de trabajo, y el próximo 31 de diciembre se lo remitirá a la Comisión Europea. Estas pruebas de resistencia fueron impuestas a todos los países de la UE que albergan instalaciones nucleares en su territorio con motivo del accidente de Fukushima, con el fin de evitar catástrofes similares en las centrales del continente. Como conclusiones de los datos recabados en el proceso, el CSN considera que «no se ha identificado ningún aspecto que suponga una deficiencia relevante y que pudiera requerir la adopción urgente de acciones». Además, las comprobaciones y estudios realizados ponen de manifiesto la existencia de márgenes que aseguran el mantenimiento de las condiciones de seguridad de las centrales más allá de los supuestos considerados en el diseño original.
Pese a este aprobado, el CSN solicita una serie de acciones adicionales a desarrollar en el futuro, que serán «cuantiosas económicamente», y que vendrán a incrementar las medidas preventivas ya existentes. Así, aboga, entre otras actuaciones, por aumentar la autonomía energética de los controles e instrumentación para que sigan en funcionamiento aún en caso de corte del suministro eléctrico; construir en cada reactor centros alternativos de control de emergencias por si el primero se ve afectado tras un accidente o mejoras en el sistema de ventilación y filtración en aquellas zonas que puedan representar riesgo de concentración de hidrógno.
Además, las propias empresas titulares de las centrales nucleares -«conscientes de la gravedad de lo ocurrido en Fukushima», según la presidenta del CSN- crearán un centro nacional de emergencias unificado, que dispondrá de medios materiales y humanos para actuar ante una situación de alerta en 24 horas.
Los 'stress-test' han consistido en un análisis escalonado de las respuestas que ofrecerían los reactores ante una sucesión de desastres. En un primer peldaño se ha estudiado el efecto que tendrían sobre las instalaciones terremotos, inundaciones, impacto de un avión, grandes incendios u acciones malintencionadas. Según las pruebas realizadas, todas las centrales superarían estas amenazas gracias a las medidas de prevención y su diseño.
Segundo escalón
En el hipotético caso de que no fuera así, se ha examinado un segundo escalón en el que, por motivo de alguna de las situaciones anteriores, fallase el flujo de energía o la refrigeración del reactor, momento en el cual entrarían en funcionamiento las fuentes suplementarias de cada central, tales como motores autónomos alimentados por diesel. Y, por último, se ha llegado a simular una fusión nuclear y la reacción ante ella para evitar la propagación de la radiación y sus efectos sobre la población, igualmente con un balance positivo, según el CSN.
La UE tiene previsto hacer público en abril su dictamen sobre las 140 centrales que se levantan en su territorio, y pedirá el cierre de aquellas instalaciones que no presenten unas medidas de seguridad óptimas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario