Aproximadamente 4.500 personas que habitan los alrededores de la localidad Esteban Echeverría, ubicado al sur de la ciudad de Buenos Aires en Argentina, se vieron afectadas por la fumigación con glifosato, producto agrotóxico, de más de 120 hectáreas, aunque su uso en zonas urbanas está prohibido.
El terreno que es utilizado para el cultivo de soja transgénica pertenece desde al año 2009 a una inmobiliaria vinculada con el grupo Macri, y ha dejado expuestas al tóxico a 350 familias de Mirasoles, 2 mil familias del barrio Plan Federal de Viviendas y poblaciones adyacentes, además de afectar el medio ambiente de la zona.
El glifosato es un agroquímico indispensable para el paquete tecnológico de la soja genéticamente modificada. Cuando se rocía la tierra, el resto de los vegetales absorbe el veneno y muere en pocos días. En Argentina, se utiliza en las 20 millones de hectáreas sembradas, es decir, en más de la mitad de la superficie cultivada del país. Sus comercializadores dicen que es inofensivo para el ser humano, pero estudios científicos alertan que puede producir malformaciones en embriones humanos y cáncer.
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