Por la simulada indiferencia de todo mundo ante las tropelías e incompetencia de los responsables del Estado, por temor a perder lo poco que se tiene, y el temor a llamar a las cosas por su nombre, defecto que también tienen los estudiosos agrupados en la Unión de Científicos Comprometidos Socialmente (UCCS), nadie llama traición a la patria --como es-- a las autorizaciones del gobierno federal a la transnacional Monsanto para sembrar su maíz transgénico en el territorio nacional.
Todos callan, no se atreven a llamarla traición a la patria; pero no hay quien crea que sea gratuita. Tampoco los mexicanos activistas de Greenpeace, que, como los científicos de la UCCS, tanto ha hecho ver el grave daño que de ese grano modificado causará a la nación.
Mientras el pleno del Parlamento Europeo dictaminó el 10 de enero, por 548 votos a favor, 84 en contra y 31 abstenciones, el derecho de los Estados miembros a prohibir el cultivo de transgénicos por razones medioambientales, como la resistencia a los pesticidas y la preservación de la biodiversidad, en México se autoriza cada vez más.
El gobierno federal lo hace a pesar de reiteradas advertencias de científicos muy calificados, de que destruirá al maíz criollo y nos someterá en el rubro alimentario a los dictados de la transnacional. Esa traición a la patria que son las autorizaciones a siembra de maíz transgénico a escala experimental, piloto o comercial, la empezaron a cometer los poderes Ejecutivo y Legislativo en 2004 con la elaboración de la Ley Federal de Biodiversidad, conocida como Ley Monsanto porque se hizo a modo conveniente a esa transnacional, y su reglamento fue modificado por la misma razón, y se acentuó en estos últimos cuatro años.
En 2011 el gobierno federal autorizo siembra piloto de maíz transgénico en Tamaulipas, donde siete están en análisis de riesgo, y quieren extenderla a seis municipios. Esta semana dio dos permisos a Monsanto para sembrar su maíz, en fase piloto –previa a la fase comercial-- en más de 63 hectáreas que abarcan nueve municipios de Sinaloa. Están pendientes ocho solicitudes lo mismo en cinco entidades.
No es creíble que esa traición sea gratis, ni que por “generosidad”, productores del norte del país y las empresas que promueven la siembra de maíz transgénico insisten en la “urgencia” de pasar a la fase comercial en este cultivo, dadas las necesidades de alimentación de la población mexicana y ante la presencia de sequías y heladas.
Con el dictamen mencionado inicialmente, el Parlamento Europeo modifica su norma anterior, pues ahora los Estados miembros puedan alegar también "razones medioambientales" para prohibir o restringir el cultivo de transgénicos, como la resistencia a los pesticidas, la preservación de la biodiversidad o la falta de pruebas sobre los posibles efectos negativos del cultivo de transgénicos para el medio ambiente.
Además los eurodiputados exigen que cada Estado miembro adopte medidas para prevenir los casos de contaminación y se asegure de que los responsables puedan ser sancionados.
Qué casualidad que el estímulo del gobierno federal a Monsanto coincide con el hecho de que “en 2009 en España se cultivaron casi 80 por ciento de las 94 mil 800 hectáreas de la UE sembradas con maíz MON810 (Monsanto), y que autoriza a empresas españolas el desarrollo de todos los proyectos depredadores del medio ambiente, como el de Cabo Pulmo, en Baja California.
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