Tras afirmar que las repercusiones por ruido pueden ser físicas, fisiológicas y psicológicas, el especialista en acústica del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Ilhuicamina Trinidad Servín Rivas, propuso legislar en materia de contaminación auditiva para actualizar la normatividad vigente, porque “no sólo reduce los niveles de audición, sino también puede ocasionar dificultad de aprendizaje, alteraciones de sueño, fatiga, depresión e incluso agresividad”.
El catedrático e investigador de la Academia de Acústica de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME), Unidad Zacatenco, del IPN, quien encabeza una investigación sobre contaminación auditiva, reconoció que pese a que son muchos los tipos de ruidos que afectan a la población, hoy en día en México no se ha considerado con seriedad el impacto que producen en la salud de la población.
Mencionó que actualmente las capitales más ruidosas del mundo son Tokio, Nagasaki, New York, Buenos Aires, Hong Kong, Sau Paulo, España e India, y que la ciudad de México, por presentar un alto nivel demográfico, es uno de los sitios que genera mayor ruido proveniente del tránsito vehicular, transporte aéreo, fábricas, equipo de construcción, enseres electrodomésticos e incluso por el uso excesivo del claxon.
Servín Rivas precisó que la norma NMX C-92 establece que todo sonido que cause molestias, interfiera con el sueño, trabajo o descanso, o que lesione o dañe física o psicológicamente al individuo, la flora, la fauna y los bienes de la Nación o de particulares, es ruido.
Resaltó que a pesar de que se ha escrito mucho acerca de los efectos que el ruido causa en el organismo humano, el más evidente es el daño al mecanismo de audición, que puede ir desde el corrimiento temporal del umbral de audición hasta la pérdida auditiva irreversible o sordera.
“Sin embargo existen otros efectos, tales como el aumento en la secreción de adrenalina y corticotrofina, así como la producción de hormonas de la glándula tiroides, incremento en la presión sanguínea, aceleración del ritmo cardiaco, dilatación de las pupilas, reacciones musculares y alteraciones en los sistemas nervioso, circulatorio y digestivo”, refirió.
El especialista explicó que los efectos psicológicos del ruido son el estrés, la alteración del sueño y las dificultades en el aprendizaje, así como la incomprensión de las ideas, aunque también incluye efectos asociados a la conducta tales como la ansiedad, la fatiga, la agresividad, la irritabilidad y la depresión.
Dijo que un aspecto importante en la lucha contra la contaminación es la promulgación de ordenamientos legales que estipulen los valores máximos permisibles de emisión de ruidos de actividades comerciales, de transporte público, vehículos nuevos y otros, pues si bien existe este tipo de reglamentación y normatividad, no está totalmente actualizada, además su importancia radica no sólo en que exista, sino en que se respete cabalmente.
Servín Rivas añadió que en el logro de este propósito las instituciones educativas y los medios masivos de comunicación juegan un papel fundamental, las primeras como instancias que formen una mayor conciencia de este problema y propicien la búsqueda de alternativas de solución, y los segundos, para ofrecer campañas informativas acerca de la problemática del ruido y los daños que ocasiona a la salud.
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