¿Cuáles son las mejores estrategias para prevenir enfermedades cardiovasculares?

El asesoramiento profesional, el seguimiento a largo plazo con un médico y la auto-regulación de la alimentación y el ejercicio parecen constituir la mejor manera de que las personas adopten modos de vida que previenen las patologías cardiovasculares.
Estas recomendaciones fueron presentadas por investigadores de la Universidad Estatal de Wayne (Estados Unidos).
Ralph Sacco, el presidente de la Asociación Americana del Corazón, la institución que publicó el artículo, dijo que “los cambios en los hábitos de vida nunca son fáciles y generalmente no se les dedica la atención necesaria en las consultas médicas. Este estudio subraya qué tipos de programas funcionan y, a su vez, muestra la necesidad de asesoramiento y establecimiento de objetivos para mejorar las costumbres que mantienen la salud cardiovascular”.
Mejorar la prevención de las enfermedades cardiovasculares es muy importante ya que, según la Organización Mundial de la Salud, constituyen la principal causa de muerte en todo el mundo. Y esta institución explica que los principales factores de riesgo para este mal son modificables, ya que incluyen la mala alimentación, la falta de actividad física y los hábitos inadecuados como fumar.
BUENOS HÁBITOS PARA EL CORAZÓN
La doctora Nancy Artinian, la autora principal, analizó 74 estudios realizados entre 1997 y 2007 con adultos. Estas investigaciones se enfocaron en el efecto de diversos cambios en el estilo de vida sobre la presión arterial y el nivel de colesterol en sangre.
Los científicos identificaron ciertos programas e intervenciones que lograron muy buenos resultados en la prevención de las patologías cardiovasculares. Por ejemplo algunas medidas exitosas fueron las consultas médicas destinadas a mejorar los hábitos de vida, el asesoramiento para demostrar que ciertos reveses son normales y el seguimiento médico continuo con fechas prefijadas.
Artinian dijo que los planes más efectivos eran los que establecían lo siguiente:
A) Objetivos específicos para la actividad física
B) Cambios en la alimentación,
C) Los que registraban el progreso logrado en pos de los objetivos definidos.
La especialista agregó que estos hallazgos deberían ser tomados en cuenta para diseñar mejores intervenciones y políticas públicas que apunten a disminuir las enfermedades cardiovasculares.
“Necesitamos mejorar la forma en que ayudamos a que las personas introduzcan un cambio y los mantengan a lo largo de sus vidas”,