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martes, 29 de noviembre de 2011

¿Quién decide si un medicamento está autorizado y mantiene la licencia si aparecen problemas más tarde?

¿Quién decide si un medicamento está autorizado y mantiene la licencia si aparecen problemas más tarde?
La respuesta es de organizaciones como Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) en los Estados Unidos y su organización homóloga en Europa, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). Estos organismos operan en nuestro beneficio y nos protegen en contra de agentes farmacéuticos inefectivos o peligrosos, entre otras cosas. Por lo menos esa es la teoría.
Estas dos organizaciones han sido objeto de reiteradas críticas por trabajar aparentemente más para proteger los intereses de las compañías de farmacia que nuestros intereses. Recientemente leí un artículo publicado en la Revista de Asociación Médica Americana (JAMA) de agosto, que señala ejemplos preocupantes.
Este año en mayo, por ejemplo, investigadores de Dinamarca escribieron en la Revista Médica del Reino Unido (BMJ) que ellos pidieron al EMA información acerca de los datos de dos medicamentos usados para perder peso que no fueron publicados. Uno de esos medicamentos (Rimonabant) fue sacado del mercado cuando se descubrió que podía causar severos efectos adversos de depresión y pensamientos suicidas.
El grupo Public Citizen (Ciudadanos Públicos) ha asegurado que el otro medicamento (Orlistat) carece de efectividad y es potencialmente peligroso. El EMA se ha negado a revelar los datos de los ensayos clínicos de estos medicamentos, argumentando que si lo hicieran menoscabarían los intereses comerciales. Eventualmente revelaron los datos cuando fueron forzados por el Defensor del Pueblo Europeo.
Debido a lo que parece ser una relación íntima entre la EMA y las compañías farmacéuticas, el Parlamento Europeo ha negado la finalización de las cuentas de la agencia y ha ordenado una investigación especial de la financiación de EMA y su práctica de contratación.
El FDA tampoco ha sido inmune a la crítica. JAMA cuenta la historia de la droga Valdecoxib. Ésta fue autorizada en 2001, pero el fabricante le pidió al FDA que no revelara los datos de ésta. El FDA dijo que esos datos eran secreto comercial.
Public Citizen, forzó esos datos del FDA por medio de una acción legal y se descubrió que Valdecoxib podía causar graves efectos adversos, incluyendo la muerte. Posteriormente este medicamento fue retirado del mercado.
Según el Dr. Steven Nissen, presidente del departamento de medicina cardiovascular de la Clínica de Cleveland, “La FDA es ahora más transparente, pero no es lo suficientemente transparente. Por razones que no entiendo todavía mantiene información secreta”.
Las declaraciones del FDA y EMA acerca de “intereses comerciales” y secretos de comercio me dejan congelado. Es profundamente alarmante, no ético, e inmoral el mantener información secreta que pueda causar daño a la salud y hasta la muerte de las personas. Por lo menos estos delitos están saliendo a la luz y las organizaciones como FDA y EMA se han forzado a ser más responsables.

Dr. John Briffa es médico y autor con sede en Londres, con interés en nutrición y medicina natural. Su página web: DrBriffa.com