¿Qué hace un enorme bloque de una tonelada suspendido en un trípode gigante de casi cuatro metros de altura? ¿Cómo te reflejas en un 'espejo' termográfico sensible a la temperatura? ¿Cuánta luz se produce al pedalear en una bicicleta o girar una manivela? ¿Cuáles son las diferencias entre las radiaciones alfa, beta y gamma? Las respuestas a estas y otras preguntas se responden de la manera más didáctica imaginable en el recién inaugurado centro de información de Ascó (Ribera d'Ebre, Tarragona), un pequeño -ocupa 1.000 metros cuadrados en dos plantas- y vanguardista museo sobre la energía que es el primero y único en España ubicado a las puertas de una planta nuclear.
"Es un espacio para tocar y sentir... si tocas y sientes, piensas". Es uno de los lemas que repite el creador de este novedoso centro, Manuel Toharia, director de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, que ha recibido la ayuda de dos especialistas de la divulgación museística interactiva como Moncho Núñez y Carles Puig. Volvamos a la primera pregunta, a modo de ejemplo: un kilovatio, esa palabreja que vemos en la factura de la luz para medir los consumos, es la energía que se necesita para elevar una tonelada a 3,6 metros de altura. De ahí el gran trípode instalado en la primera planta: nada como una imagen impactante en la retina para no olvidarlo.
En septiembre se fijarán horarios estables de apertura al público
La visita, que de momento se puede concertar en el 977415230 hasta que -aproximadamente en septiembre- se fijen horarios estables de apertura al público, está llena de sorpresas interesantes, como un paseo virtual por las zonas 'prohibidas' de una nuclear, un ingenioso visor de 'rayos X' -una especie de periscopio con vistas a la central que penetra en los edificios con imágenes reales de vídeo cuando lo orientas hacia la zona deseada- o un juego de simulación en una réplica de la sala de control del reactor. Un ejercicio interesante incluso para los más críticos con las nucleares: "Los asuntos tecnológicos siempre resultan atractivos para aquellos que aman el progreso, pero incluso pueden interesar a los que rechazan ese progreso por los riesgos eventuales que nos pudieran hacer correr; nunca es malo informarse por todas las fuentes posibles antes de establecer nuestro propio criterio", defiende Toharia.
Turismo y nucleares no están reñidos
La Asociación Nuclear Ascó-Vandellós II (Anav) ha invertido más de dos millones de euros en el proyecto, coordinado por Rafael Albaladejo, que permitirá un gran volumen de visitas sin interferir en la seguridad. Incluso, aunque pudiera parecer incompatible en una primera lectura, se pretende impulsar el turismo industrial en la Ribera d'Ebre. "Turismo y energía nuclear a mí no me parecen en absoluto incompatibles, más bien al contrario. De hecho, hay muchas más peticiones de visitas -no sé si se pueden llamar turísticas, aunque seguro que muchas sí lo son- para centrales nucleares, eólicas, o del tipo que sean, que permisos posibles para gente de fuera, tanto por razones de seguridad como simplemente operativas". La previsión para 2013 es alcanzar los 5.000 visitantes.
Manuel Toharia tiene claro que ver de cerca las barras de combustible, las pastillas de uranio enriquecido, la réplica de la piscina o las múltiples barreras de protección del reactor tiene su público. "Yo, desde luego, me he sorprendido mucho -he aprendido mucho- visitando centrales térmicas grandes, hidroeléctricas, nucleares... o viendo la base de despegue de cohetes Ariane en la Guayana francesa o de la NASA en Florida, o el acelerador de partículas del CERN, en Ginebra, o el Fermilab en Chicago, o el Kamiokande en Tokio (Tsukuba)... Claro que yo soy 'raro', pero es que conmigo en muchas de esas visitas había personas que no tenían ni idea -por ejemplo, mi mujer, que es abogada- y que estaban aún más fascinadas que yo".
El contenido se ha rodeado de un continente de diseño a la misma altura
El contenido se ha rodeado de un continente a la misma altura, un edificio de diseño, ideado por los multigalardonados arquitectos Josep Camps y Olga Felip, que ya ha llamado la atención de los creativos publicitarios. Próximamente se rodará allí el anuncio de una conocida marca de coches.
Desde 2009 las visitas de escolares a la central nuclear de Ascó se habían paralizado a raíz del escándalo que provocó una fuga de partículas radioactivas. No es de extrañar la reticencia de muchas personas a acercarse a las instalaciones, pero el 'cerebro' del museo lo tiene claro: "Lo de inseguro o no, es cuestión de probabilidades. Y visitar esos sitios es millones de veces más seguro que montar en un avión, y decenas de millones de veces más seguro que montar en motocicleta. Y billones, con b, de veces más seguro que fumar... todo es relativo".
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