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miércoles, 30 de mayo de 2012

FRAGILIDAD DE LAS DECISIONES SUPRANACIONALES


Es curioso ver como cada país decide cumplir unas normas sí y otras no para defender sus intereses comerciales o de política interna. Todavía más llamativo es ver como otros muchos reaccionan en función también de sus intereses comerciales o de política exterior.
Por ejemplo, continúa vivo el ya largo conflicto entre Francia y la Unión Europea (UE) por el cultivo de maíz transgénico en su territorio. Una vez más la UE ha rechazado la propuesta francesa de prohibir la plantación del maíz genéticamente modificado resistente a la plaga del taladro. Aunque Francia presentó estudios que, según ellos mismo afirman, respaldan su propuesta, el hecho es que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) considera que no existen evidencias científicas específicas sobre su riesgo para la salud humana y animal o de amenaza para el medio ambiente. En 2008, Francia prohibió el evento MON 810 a raíz de las protestas ciudadanas promovidas por grupos ecologistas, contra los cultivos transgénicos. Este veto fue considerado no lícito por la UE en 2011. El pasado marzo, el gobierno francés reinstauró la exclusión argumentando la protección del medio ambiente. Ahora, la Unión estudia pedir a Francia que levante inmediatamente la prohibición. Hay que recordar que las propias autoridades científicas de Francia consideran injustificada la decisión de su propio gobierno. A España no le afecta de forma directa, porque aquí sí está autorizada su siembra, pero esta situación muestra como uno o varios países, ya que otros han seguido los pasos de Francia, pueden tomar decisiones unilaterales sin ningún tipo de impedimento ni sanción. En este caso, se trata de una estrategia para defender intereses políticos y económicos internos. Hay que recordar el potencial galo en la producción de semillas convencionales y la no presencia de su industria en el mercado biotecnológico, por lo que no se ven perjudicados por esta medida, y a cambio refuerzan su imagen con el electorado de la izquierda más verde. Si este veto se sostenía en la era Sarkozy, no se puede esperar un giro con el nuevo gobierno socialista.
Por otro lado, la UE ha denunciado a Argentina ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por su sistema de restricciones a la importación de productos foráneos. El caso no está relacionado con la expropiación de la petrolera YPF, filial de la española Repsol, pero Bruselas ha decidido tomar medidas como represalia por la actuación del Gobierno de Cristina Fernández Kirchner. Las restricciones implantadas por Argentina en 2011 afectaron a cerca de 500 millones de euros de exportaciones comunitarias. En el último año, las exportaciones de la Unión Europea a Argentina han caído un 4 por ciento. La realidad es que ante la OMC existen innumerables denuncias, muchas de ellas contra la propia UE o EEUU que no se han resuelto o cuya resolución no ha tenido efectos prácticos. Es más que probable que la presidenta argentina haya medido el golpe y no le preocupe en exceso engrosar esta lista de países o economías denunciadas. Es, decir, al igual que Francia con los cultivos transgénicos, Argentina es un país dispuesto a sortear o ignorar el derecho internacional para defender sus intereses nacionales.
Pero Extremadura no se encuentra en estos macro debates político-económicos. Una de las prioridades es producir cantidad, calidad y diversidad de alimentos u outputs agrarios. Igual o más importante que producir, es vender lo que se obtiene, y para ello no siempre vale con los mercados cercanos. El campo extremeño busca salida a sus productos en Estados Unidos. Representantes de las mayores cadenas de distribución estadounidenses han visitado la región seleccionando futuras importaciones, que formarán parte de la primera promoción en punto de venta de Alimentos de Extremadura en Florida. La campaña estará orientada al consumidor latino, al que se ofrecerán productos extremeños como aceite, queso, zumos, pimentón, salsas de tomate, etc. Posiblemente no representará un gran volumen de ventas, pero sí una buena estrategia de marketing y publicidad para el producto de esta región y para su marca en el exterior.

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