En la histórica ciudad de Cusco, Perú, podemos encontrar el Museo de Plantas Sagradas, Mágicas y Medicinales.
El museo está dividido en nueve secciones en las que se explica detalladamente el uso de las plantas en la cultura andino – amazónica.
Tras ir viajando por todo Sudamérica e ir conociendo poco a poco, en cada país, la importancia de estas plantas, no podía dejar de visitar este interesantísimo lugar que ha sido inaugurado hace tan solo unos meses por el antropólogo Alejandro Camino.
Para mi sorpresa, nada más entrar a mano derecha, me encontré con el artículo de nuestra compañera peruana Rosa Giove la cual, junto con su esposo, dirige el centro Takiwasi ayudando a la recuperación de personas con problemas de adicción utilizando Ayahuasca y otros métodos ancestrales. Debajo del artículo aparecen los datos del centro y también de nuestra asociación, A.P.E.N.B., con un breve resumen de lo que somos. ¡Fue una grata sorpresa!
A través del recorrido de las salas se va aprendiendo sobre los diversos aspectos de la cosmovisión andino – amazónica y el uso y valor de las plantas no sólo como algo medicinal si no también como algo social, cultural y espiritual.
La primera parte del museo nos introduce de forma general y a continuación hay una sala dedicada a cada una de las “plantas maestras”: la Coca, el Tabaco, el San Pedro, la Ayahuasca y el Toé.
La hoja de Coca, planta sagrada, alimenticia y medicinal, ha sido utilizada milenariamente por el hombre y la mujer andinos. Calma el hambre, la sed y el frío, por lo que los indígenas la utilizaron para hacer trabajos duros en condiciones extremas.
Está presente en todos los rituales que aún hoy la población, sobre todo de Perú y Bolivia, sigue tradicionalmente. También se usa de forma social en forma de ‘coqueo’, mascar la hoja.
Podría escribir largo y tendido sobre esta increíble planta, a la que en principio los clérigos españoles en la época colonial llamaron ‘planta del diablo’, hasta que se dieron cuenta de que podían obtener muchos beneficios a través de la explotación de los indígenas haciéndoles trabajar a destajo a base de la hoja de coca y recaudar altos impuestos gracias a su cultivo y consumo ( En la ciudad de La Paz, Bolivia, podemos encontrar el Museo de la Coca, donde se detalla toda su historia, y la curiosidad del principio de la gran Multinacional Coca-Cola).
En la sección del Tabaco podemos descubrir cómo esta planta que hoy día causa la muerte a través del cáncer que provoca su adicción fue utilizada como planta medicinal y espiritual.
Wachuma, conocido como San Pedro desde la llegada de los españoles, se utiliza de forma religiosa en general, pero hoy día se emplea también para curar enfermedades incluyendo el alcoholismo y la neurosis.
La palabra Ayahuasca viene del Quechua, ayí significa el espacio que ocupan los muertos, las almas y la inmensidad del mundo espiritual, y huasca significa tanto soga como mareado. Así pues la llaman ‘soga del alma’, es la soga que te lleva a otras dimensiones, a otros niveles del subconsciente. Hay que tener muy en cuenta que por sus fuertes efectos sólo se debería tomar bajo las indicaciones de un auténtico Shaman.
Hoy día se puede tratar con ayahuasca la depresión, la ansiedad, la desintoxicación y adicción.
Y por último, pero no menos importante, tenemos el Toé, que se considera la más intensa de las plantas ‘maestro’ de gran importancia en el Shamanismo amazónico donde la utilizan principalmente para visiones intensas, adivinación y profecía.
Pero también es utilizada para curar dolencias de tipo físico, como dolores en general, y enfermedades nerviosas.
En el resto de salas encontramos una impresionante variedad de otras plantas medicinales del vasto territorio andino – amazónico que no dejan de sorprender por sus extraordinarias propiedades (cualidades).
Para terminar voy a plasmar unas palabras sacadas del Museo a las que le doy una vital importancia, y tal vez hagan reflexionar acerca del respeto hacia nuestra madre, La Pacha Mama, y lo que ella nos brinda, y hacia una sabiduría ancestral:
Pocos lugares sobre la tierra albergan una flora con propiedades medicinales tan vasta y variada, y más aun, una tradición médica igualmente rica, tanto en la región andina como amazónica. Sin embargo, este emporio de recursos vegetales y de sabiduría ancestral ha estado relegado y marginado. En casi quinientos años este legado ha logrado mantenerse, si bien con crecientes pérdidas de especies que por sobreexplotación como por devastación de sus hábitats se han tornado en especies en peligro o en vía de extinción. Por otro lado, los procesos de erosión de las tradiciones culturales tanto andinas como amazónicas, acumula año a año una creciente pérdida y disminución de los conocimientos tradicionales sobre las propiedades de las plantas y sus formas de uso.
En conclusión creo que este Museo debería ser parada obligatoria no sólo para los amantes de las plantas, sino también porque nos brinda la oportunidad de entender una sabia cultura de miles de años que mantiene una estrecha relación con la Naturaleza, respetándola y aprovechando sus riquezas en armonía con ella.
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