Cientos de manifestantes se han congregado en las últimas horas ante el centro Rothamsted Research, en el Reino Unido, pidiendo el fin de los experimentos con trigo transgénico, aprobados por el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (Defra).
La campaña Take the Flour Back ha reactivado el sentir popular contra los productos modificados genéticamente en Gran Bretaña, 10 años después del boicot que provocó un frenazo en los intentos de la industria alimentaria por inundar de trangénicos los supermercados británicos.
La resistencia se ha enfrentado sin embargo esta vez a una cierta apatía entre la población y a las voces descalificadoras de algunos científicos. El profesor Maurice Moloney, director de Rothamsted Research, se ofreció a hablar con los manifestantes para acabar con alguno de los "mitos".
"El trigo es una planta que se autopoliniza", declaró Moloney. "Lo cual quiere decir que no hay virtualmente ninguna posibilidad de que el trigo con el que experimentamos aquí 'contamine' otras cosechas cercanas. Además, la variedades que estamos cultivando están 'desincronizadas' con el trigo local, para que la polinización ocurra precisamente en tiempos distintos".
El trigo con el que se experimenta en Gran Bretaña ha sido modificado genéticamente para hacerlo resistente a los áfidos o al pulgón, una de las plagas más habituales en la cosecha del cereal.
'No sabemos los efectos de los transgénicos'
Tom Fenton, portavoz de Take The Flour Back, replicó alegando que Rothamsted ha hecho "un trabajo muy bueno de relaciones públicas para que sus cultivos parezcan inofensivos y benignos".
"En realidad, no sabemos los efectos de los transgénicos en el consumo humano", añadió Fenton durante el 'pic nic' libre de transgénicos que se celebró en Harpenden, el pueblo de la campiña inglesa que se ha convertido en el nuevo caballo de batalla. "No se han hecho pruebas suficientes a largo plazo, ni se han producido seguimiento de las variedades comercializadas hasta la fecha".
Decenas de granjeros se unieron a la pacífica protesta, encabezada entre otros por Gathuru Mburu, coordinador de la Red Africana de Biodiversidad. "La experimentación con el trigo transgénico es una seria amenaza para la seguridad alimentaria mundial", declaró Mburi. "La diversidad es la base de las resiliencia, eso lo sabe cualquier agricultor. Y el trigo transgénico va a acabar con la variedades y provocar que se propaguen los monocultivos. La lucha contra el hambre que nos venden es en realidad una lucha por el control y el beneficio".
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