En estos días que estamos luchando contra una de esas enfermedades que aparecen en tu cuerpo cuando usted menos se imagina, hemos aprendido, escuchado y tomado en cuentas, cantidades de remedios y medicinas naturales como arma de fuego frente al quebranto que estamos padeciendo. El denominador común, el ingrediente más popular entre mis amistades, los escritos en el Internet y los libros y revistas que hemos contactado es el achiote. Este vegetal también llamado urucú en Suramérica, Onoto entre Colombia y Centroamérica y bija en el Caribe, tiene según lo que últimamente hemos aprendido, muchísimas propiedades curativas. Era usado por los indígenas de América para embarrarse el cuerpo usando una emulsión para corporalmente pintar sus cuerpos y caras. Además hemos aprendido que la bija es astringente, antiséptica, antibacterial, antioxidante, expectorante, cicatrizante, diurética y des inflamatoria. O sea, que sirve para todo. Una de nuestras hermanas nos sugirió que hirviera el onoto (el achote) en leche. Este remedio nos dice sirve para los golpes internos y para las úlceras cancerosas. Nosotros, amantes del departamento de humo y grasa de la casa, sabemos que (y lo usamos bastante) que el achiote da un color y un sabor muy especial a la comida, pero que estuviera tantas propiedades curativas es algo nuevo. Nos decía un conocido que lo único que no le pega a este ingrediente culinario son las pastas (los espaguetis, los macarrones).
Otro remedio insistido por nuestras amistades para que bebamos es la sábila. Cada vez que nos la mencionan recordamos a nuestra amiga cubana Dulce cuando vino por primera vez a los Estados Unidos. Sucede que los dos coincidimos en la casa de su hijo de vacaciones en la ciudad de Miami. Estábamos un grupo sentados en la yarda de la casa cuando se aparece mi amigo, el hijo de Dulce, con la penca de sábila más grande que hemos visto en nuestra vida. Inmediatamente la peló dejando el cristal que por el tamaño de la penca, se pueden imaginar la cantidad de masa transparente y babosa de aloe vera que se extrajo. Nuestro amigo, que debiera de haber tenido en esos momentos unos ataques esquizofrénicos por la forma como actuaba, tomó un pedazo del cristal y lo licuó junto a un poco de jugo de naranja. Se lo dio a beber a la pobre Dulce quien con poca ganas y miedo a su vástago, siguió la orden y comenzó a tomarse aquello mientras dos lágrimas bajaban por sus mejillas debido a la rabia de beber tan repugnante infusión. Fueron tres días de diarrea continua.
La sábila es buena, pero tiene mucha toxina debido a la gran cantidad de yodo que contiene, y esto a largo plazo, puede causar daño en los riñones. Es buena para el cabello si usted prepara una emulsión licuándola con cebolla. Es perfecta para las infecciones en la piel y muchas otras cosas. En las tiendas hispanas y de productos asiáticos se consiguen bebidas procesadas a base de aloe libres de estos ingredientes tóxicos.
Aunque la medicina natural es bastante buena, no podemos descuidar lo que diga el médico. A veces decimos que mejoramos con algo que preparamos en casa y nos olvidamos de lo que dijo y recetó el doctor. Es un error que no podemos darnos el lujo de cometer cuando estamos enfermos.
Ese gigante llamado Brasil, que una vez estuvo dormido y que solo era mencionado en la prensa cuando se celebraba el Carnaval de Río de Janeiro, ha pasado a ser la sexta economía del mundo por encima de Inglaterra. En Brasil todo es exagerado. Muchas vacas, muchas naranjas, muchas tierras, muchos minerales y ahora mucho petróleo. Ese es el fruto de la buena administración del ex presidente Lula. Nos “guachamos” en la próxima entrega.
Otro remedio insistido por nuestras amistades para que bebamos es la sábila. Cada vez que nos la mencionan recordamos a nuestra amiga cubana Dulce cuando vino por primera vez a los Estados Unidos. Sucede que los dos coincidimos en la casa de su hijo de vacaciones en la ciudad de Miami. Estábamos un grupo sentados en la yarda de la casa cuando se aparece mi amigo, el hijo de Dulce, con la penca de sábila más grande que hemos visto en nuestra vida. Inmediatamente la peló dejando el cristal que por el tamaño de la penca, se pueden imaginar la cantidad de masa transparente y babosa de aloe vera que se extrajo. Nuestro amigo, que debiera de haber tenido en esos momentos unos ataques esquizofrénicos por la forma como actuaba, tomó un pedazo del cristal y lo licuó junto a un poco de jugo de naranja. Se lo dio a beber a la pobre Dulce quien con poca ganas y miedo a su vástago, siguió la orden y comenzó a tomarse aquello mientras dos lágrimas bajaban por sus mejillas debido a la rabia de beber tan repugnante infusión. Fueron tres días de diarrea continua.
La sábila es buena, pero tiene mucha toxina debido a la gran cantidad de yodo que contiene, y esto a largo plazo, puede causar daño en los riñones. Es buena para el cabello si usted prepara una emulsión licuándola con cebolla. Es perfecta para las infecciones en la piel y muchas otras cosas. En las tiendas hispanas y de productos asiáticos se consiguen bebidas procesadas a base de aloe libres de estos ingredientes tóxicos.
Aunque la medicina natural es bastante buena, no podemos descuidar lo que diga el médico. A veces decimos que mejoramos con algo que preparamos en casa y nos olvidamos de lo que dijo y recetó el doctor. Es un error que no podemos darnos el lujo de cometer cuando estamos enfermos.
Ese gigante llamado Brasil, que una vez estuvo dormido y que solo era mencionado en la prensa cuando se celebraba el Carnaval de Río de Janeiro, ha pasado a ser la sexta economía del mundo por encima de Inglaterra. En Brasil todo es exagerado. Muchas vacas, muchas naranjas, muchas tierras, muchos minerales y ahora mucho petróleo. Ese es el fruto de la buena administración del ex presidente Lula. Nos “guachamos” en la próxima entrega.