Hace escribí un artículo exponiendo que las vacunas que previenen la gripe son menos efectivas de lo que se piensa. Además, se necesita vacunar a muchas personas para que sólo una se beneficie. En otras palabras, la mayoría de los que se vacunan no serán beneficiados.
Mientras pensaba en otro artículo que escribí sobre los reportes que anuncian los efectos positivos de las vacunas en contra de la gripe, pero fallan en darnos a conocer los datos que indican que esta práctica es bastante inefectiva, encontré un artículo que me hizo pensar acerca de la sabiduría de la vacunación en contra de la gripe.
El reporte se trataba de la supuesta pandemia de H1N1 de 2009, cuyo virus responsable fue llamado virus porcino. En 1918 hubo una pandemia similar que causó la muerte de unas 675 mil personas en EE.UU, mientras que en 2009 hubo cerca de 14 mil muertes. Esta mortalidad se considera menor en número a las muertes de una epidemia normal de gripe. Entonces, ¿por qué fue el virus de la epidemia de 2009 tan benigno?
De acuerdo con un artículo publicado en la revista médica de Enfermedades Infecciosas Clínicas, haber contraído gripe anteriormente pudo haber protegido y contenido al virus H1N1.
Investigadores de EE.UU. examinaron a 500 personas entre 2009 y 2010, a quienes se les realizó el test para descartar la presencia de anticuerpos del virus H1N1. Estos individuos no habían sido vacunados contra H1N1 anteriormente, lo que significa que los anticuerpos deben de haber sido producidos por el contacto con infecciones naturales de los virus de la gripe. Cabe destacar que los anticuerpos son "las defensas" del cuerpo humano.
Un 33% de los individuos, sin anticuerpos en la sangre, sucumbieron al virus H1N1, en contraste al 18% de las personas que contrajeron el virus y sí tenían anticuerpos.
En otras palabras, el hecho de haber sido expuestos a infecciones naturales, incluyendo el virus H1N1, parece haber dado protección en contra del, especialmente incapacitante, virus de la epidemia de 2009. Los autores también especularon que infecciones pasadas pudieron haber contribuido a la resistencia del H1N1, manteniendo una epidemia leve.
Por supuesto, esto trae como consecuencia la conclusión de que quizá la mejor manera de protegerse de la gripe, es precisamente contraerla, que en todo caso es parte natural de la vida.