martes, 5 de julio de 2011

Tanorexia. Atrapados por el Sol

Tanorexia, Atrapados por el Sol. El inicio de la temporada estival enfrenta de nuevo a los llamamientos de la comunidad médica para evitar el cáncer de piel, con los comportamientos de los amantes de los baños de sol e, incluso, de los tanoréxicos.

Bilbao, julio de 2011.- Con la llegada del sol y el calor, el no tan ancestral rito de los baños de sol se vuelve a manifestar. Es justo en este momento cuando los esfuerzos de dermatólogos y entidades como la Academia Española de Dermatología y Venereología se multiplican para tratar de educar a las masas en un correcto cuidado de la piel durante el verano. Sin embargo, estos llamamientos no siempre parecen ser efectivos y, por lo que parece, parece que hay razones de peso para que esto no sea así.

En los últimos años, la pregunta sobre si tomar el sol es adictivo está obteniendo una respuesta cada vez más clara por parte de la comunidad médica. “En el año 2006, la revista de la Academia Americana de Dermatología publicó una investigación científica en la que se observó la relación entre la generación de endorfinas (un opioide natural del organismo) y la exposición al sol. En el estudio también se constató que determinadas personas que se exponían con excesiva asiduidad a baños de sol presentaban algunos síntomas de abstinencia cuando se les privaba de los rayos del astro rey”.

Según manifiesta la dermatóloga Nerea Landa, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología, fellow de la Asociación Americana de Láser Médico y Quirúrgico (ASLMS) y directora de la clínica Dermitek de Bilbao, “el uso de antagonistas opioides redujo la inclinación por tomar baños de sol del grupo de amantes del bronceado, lo que apunta de manera evidente a que tomar el sol produce una respuesta biológica que puede favorecer un comportamiento adictivo”. Esto explicaría en parte “por qué no son tan efectivas las campañas de sensibilización social frente a los efectos nocivos del sol en determinados grupos de personas”.

Ante esta realidad, la dermatóloga explica la existencia de dos patrones, dentro de este comportamiento, bien diferenciados y que no conviene confundir: “Por un lado, están los aficionados al sol, que aprovechan el verano para hacer una actividad que les gusta e, incluso, les relaja; sin embargo, cada vez se están dando más casos en los que este bronceado se desea mantener durante todo el año y en los que se da una obsesión por tener un bronceado permanente y muy oscuro”. Esto último es lo que se ha dado en llamar adicción al sol o tanorexia.

Aunque no existe un consenso médico internacional respecto a este tema, cada vez son más las evidencias científicas que atestiguan su existencia. En 2007, otro nuevo estudio publicado en la revista de la Academia Americana de Dermatología arrojó más luz sobre este fenómeno. En la investigación, se estudió el comportamiento de 385 estudiantes de la Universidad de Washington (EE. UU.), hombres y mujeres, sobre sus prácticas relativas al bronceado. En el análisis se incluyó, con leves modificaciones, un cuestionario empleado para el estudio de otras adicciones como son el tabaquismo o el alcoholismo. Los resultados mostraron que el 76 por ciento de las estudiantes confesó buscar activamente un bronceado, junto a un 59 por ciento de los estudiantes varones. Además, el 42 por ciento de las mujeres entrevistadas manifestó que usaban cabinas de bronceado, porcentaje que se situó en el 17 por ciento de los hombres.

A los estudiantes que admitieron haber perseguido de forma activa el bronceado de sus cuerpos se les pidió que respondieran a un cuestionario estandarizado que se emplea en el estudio de adicciones a sustancias como el alcohol y el tabaco y que se adaptó convenientemente. El cuestionario incluyó preguntas como “¿Has sentido alguna vez que deberías rebajar tus baños de sol?, ¿Te ha molestado la gente por criticar tu bronceado”, ¿Has tenido alguna vez sentimientos negativos o de culpabilidad por tomar el sol? y “En alguna ocasión, ¿ha sido alguna vez el tomar el sol tu primer pensamiento tras despertarte? Dentro de las personas que respondieron al cuestionario, el 18 por ciento mostró un resultado positivo. “Este porcentaje es significativo, no sólo porque apunta a la probable existencia de una relación entre este tipo de desórdenes y el bronceado, sino también porque ese porcentaje es similar a los encontrados en otros estudios sobre adicciones”.

Los resultados también constataron algo sorprendente: el 45 por ciento de los estudiantes (mujeres y hombres) con antecedentes familiares de cáncer de piel (un factor de riesgo para desarrollar éste cáncer) confesaron que usaba cabinas de bronceado para lograr un tono de piel más moreno.

En 2008, otro estudio similar llevado a cabo en la Universidad de Virginia (EE. UU.) y publicado en el American Journal of Health Behavior, constató en una investigación llevada a cabo con 400 estudiantes que el 25 por ciento de los universitarios de ese Estado apuntaba a una posible adicción al bronceado. A conclusiones similares llegó otro estudio, esta vez del Área Médica de la estadounidense Universidad de Texas y recogido en la revista científica Archives of Dermatology. En Europa, en 2003 se publicó en la revista The British Journal of Dermatology un estudio de la Universidad de Newcastle en que estimaba que el uso de cabinas de bronceado provocaba en el Reino Unido una cifra cercana a las 100 muertes anuales.

¿Un problema de salud pública?
“Es evidente que los estudios apuntan a que broncearse puede devenir en un comportamiento adictivo; sin embargo, aunque las semejanzas con otros estudios sobre desórdenes ligados al abuso de sustancias y sobre los efectos de la abstinencia parecen convincentes, se necesitan más estudios para aumentar el conocimiento científico sobre este fenómeno”, apunta Landa.

Para la dermatóloga, “el hecho de que broncearse puede resultar un comportamiento adictivo para algunas personas debe llamar la atención de los poderes públicos, ya que está más que demostrado científicamente que la exposición excesiva del sol favorece la aparición de cáncer de piel y envejecimiento cutáneo”. De hecho, el cáncer de piel tiene como elementos facilitadores el daño sobre el ADN celular que puede producir la radiación solar excesiva y un funcionamiento menos activo del sistema inmunológico. De igual manera, se estima que el 20 por ciento de los 20 millones de casos de cataratas que hay en el mundo, es debido a la radiación ultravioleta.

En este sentido la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido de que la incidencia de cáncer de piel está aumentando en los países desarrollados. Así, la OMS apunta a que ya uno de cada tres cánceres está relacionado con la piel. Sólo en Estados Unidos, en 2005, se detectaron 132.000 casos de melanoma maligno que provocaron 66.000 muertes, y cerca de dos millones casos de otros cánceres de piel. En España, los casos de melanoma -el cáncer de piel más agresivo- se han prácticamente duplicado en los últimos seis años, alcanzando una cifra de 3.200 casos anuales.

Tanorexia
La tanorexia es un neologismo elaborado a partir de la palabra inglesa “tan” (broncear), que se emplea de manera popular en los últimos años para designar a la enfermedad que padecen las personas que muestran un comportamiento obsesivo por mantener de manera continua un tono de piel cada vez más bronceado.

Algunos expertos han apuntado a que este trastorno es un tipo de dismorfobia, en la que el paciente tiene una percepción distorsionada de su imagen corporal, independientemente de cómo sea dicha imagen. En este sentido, se aprecian ciertos puntos en común con la anorexia nerviosa. Aunque no existe una descripción científica de la tanorexia, para Nerea Landa parece claro que existen una serie de indicadores que pueden apuntar a la existencia de este desorden. Entre éstos, se pueden citar “el deseo por mantenerse bronceado todo el año, la insatisfacción crónica con el tono de piel que se tenga y ansiedad inhabitual por exponerse a un baño de sol”.

Para la experta, “el problema de fondo es una adicción que primero debe ser reconocida por el propio paciente para poder atajarla. Aun así, puede haber algún grupo de pacientes que llegue a precisar ayuda psicológica”. Desde el punto de vista de la piel, Landa reconoce que las personas con obsesión por el bronceado son un grupo de riesgo extremo de padecer cáncer de piel y otras lesiones cutáneas, “como manchas cutáneas permanentes, degeneración del colágeno, envejecimiento prematuro y cataratas”.

Cabinas de bronceado
En esta carrera sin meta en la que marchan los tanoréxicos por lograr un moreno de piel perfecto, las cabinas de bronceado juegan un papel muy importante. En este sentido, la OMS ha recomendado a las autoridades sanitarias de todo el mundo que las personas menores de 18 años no usen cabinas de bronceado.

Tal y como expone la máxima autoridad sanitaria mundial, algunas cabinas de bronceado emiten niveles de radiación ultravioleta superiores a la media de un día soleado. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, sólo algunos estados han tomado cartas en el asunto. Dentro de Europa, Bélgica, Suecia y Francia ya han adoptado una legislación que restringe la emisión de radiación ultravioleta (UV) al 1,5 por ciento "un nivel carcinogénico similar al del sol". En concreto, Francia e Inglaterra han prohibido a menores de 18 años el uso de cabinas de bronceado, obliga a la supervisión de este tipo de establecimientos comerciales a personal con formación específica y censura cualquier consejo sobre posibles beneficios de la salud. Asimismo, obliga a que todos los aparatos emisores de radiación UV sean declarados a la autoridad sanitaria. En el Estado de California, también se prohíbe el uso de cabinas de bronceado a menores de 18 años.

Los efectos de las radiaciones de estas cabinas son especialmente dañinos para las pieles de los menores, provocando lesiones que pueden derivar en cáncer de piel. Tal y como establece la OMS, las quemaduras solares en la infancia y en la adolescencia han demostrado que aumentan el riesgo de desarrollar melanoma maligno. Se estima que alrededor del 25 por ciento de los usuarios de cabinas de bronceado se encuentran dentro del “vulnerable e impresionable” grupo de jóvenes entre los 16 y los 24 años.

En un estudio reciente y que ha sido definitivo, se ha demostrado que las personas que usan solariums son más propensas a desarrollar melanoma que los no usuarios. En este estudio de la Dra Ann Lazovich de la Universidad de Minnesota de 1.167 casos de melanoma y 1.101 controles el riesgo de melanoma aumentó prorcionalmente a la dosis de exposición a los rayos del solarium medido por el total de horas, las sesiones, o años, independientemente de la edad en que comenzó a broncearse.

En concreto en este estudio, las personas que habían utilizado camas de bronceado en interiores durante más de 50 horas o más de 100 sesiones, o durante 10 años o más eran más propensos a desarrollar melanoma que aquellas que nunca habían usado solariums de bronceado.

Para dar una idea del problema, la OMS recuerda que en los países escandinavos la incidencia del melanoma se ha triplicado en los últimos 45 años y que en Estados Unidos, dicha incidencia se ha doblado en las tres últimas décadas.

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