El tsunami que arrasó Japón, tras el terremoto de 6,2 grados en la escala de Richter el 11 de marzo de 2011 que afectó gravemente la central nuclear de Fukushima, también se dejó sentir en el cielo. Así lo han constatado una serie de imágenes de la NASA que han captado el movimiento de electrones en la atmósfera superior.
Fue en la ionosfera, a última y más delgada capa de la atmósfera, donde quedaron regitradas las ondas de energía de los dos fenómenos que resultaron devastadores sobre la tierra, hallándose restos a 3.000 kilómetros de distancia, pero dejaron también sentir su efecto en una franja que se encuentra a una distancia situada entre los 80 y los 805 kilómetros de la corteza terrestre .
En las imágenes de la NASA se observa cómo las turbulencias procedentes del terremoto y el tsunami fueron tan violentas que impulsaron los electrones de las capas altas, como recogieron los satélites y los receptores GPS.
En este fenómeno, que los científicos los científicos ya conocían de otros tsunamis y terremotos importante, tiene especial repercusión por la densidad de receptores que vigilan el cielo nipón.
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