Una joven de Georgia que sufre de una infección grave por una bacteria carnívora apenas pudo creer que fue capaz de hablar por primera vez desde hace tres semanas, cuando fue llevada a un hospital en Augusta, dijo su padre el lunes.
``Hola. Gau, mi cabeza va a estallar'', fueron las primeras palabras que dijo Aimee Copeland el domingo por primera vez a su hermana y madre, dijo su padre el lunes en entrevista telefónica con The Associated Press.
Andy Copeland estaba en la iglesia y tuvo que esperar hasta la hora de visitas más tarde para escuchar la voz de su hija.
La joven de 24 años desarrolló fascitis necrotizante después de herirse la pierna de una cortada el 1 de mayo, tras caer de una tirolesa improvisada sobre un río del oeste de Georgia. Como resultado de la infección, le han sido amputados el pie derecho, ambas manos y la pierna izquierda.
Cuando su padre finalmente entró a la habitación de su hija alrededor de las 5 de la tarde del domingo, le preguntó cómo se sentía. Dijo que estaba emocionado de escucharla cuando le respondió ``se siente raro poder hablar''.
Copeland comenzó a respirar sin ayuda el jueves de la semana pasada, el mismo día que pudo sentarse en una silla por sí misma. Ya no tiene tubos en la nariz y recibe sólo tres tratamientos por vía intravenosa, comparado con los 12 que recibía al principio, agregó su padre.
También ya puede comer alimentos suaves. Por ser vegetariana, el lunes le pidió a su madre para desayunar salchicha vegetariana, una galleta, salsa gravy, un huevo frito y fruta fresca.
``Probablemente coma sólo un bocado, pero seguro que lo prepararé. ¿Qué madre no lo haría'', dijo Donna, su mamá.
La voz de Copeland es débil y áspera, dijo su padre, pero ha estado bromeando con la familia, preguntando sobre su vida en el hospital y preguntando a todo el mundo cómo han estado.
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``Hola. Gau, mi cabeza va a estallar'', fueron las primeras palabras que dijo Aimee Copeland el domingo por primera vez a su hermana y madre, dijo su padre el lunes en entrevista telefónica con The Associated Press.
Andy Copeland estaba en la iglesia y tuvo que esperar hasta la hora de visitas más tarde para escuchar la voz de su hija.
La joven de 24 años desarrolló fascitis necrotizante después de herirse la pierna de una cortada el 1 de mayo, tras caer de una tirolesa improvisada sobre un río del oeste de Georgia. Como resultado de la infección, le han sido amputados el pie derecho, ambas manos y la pierna izquierda.
Cuando su padre finalmente entró a la habitación de su hija alrededor de las 5 de la tarde del domingo, le preguntó cómo se sentía. Dijo que estaba emocionado de escucharla cuando le respondió ``se siente raro poder hablar''.
Copeland comenzó a respirar sin ayuda el jueves de la semana pasada, el mismo día que pudo sentarse en una silla por sí misma. Ya no tiene tubos en la nariz y recibe sólo tres tratamientos por vía intravenosa, comparado con los 12 que recibía al principio, agregó su padre.
También ya puede comer alimentos suaves. Por ser vegetariana, el lunes le pidió a su madre para desayunar salchicha vegetariana, una galleta, salsa gravy, un huevo frito y fruta fresca.
``Probablemente coma sólo un bocado, pero seguro que lo prepararé. ¿Qué madre no lo haría'', dijo Donna, su mamá.
La voz de Copeland es débil y áspera, dijo su padre, pero ha estado bromeando con la familia, preguntando sobre su vida en el hospital y preguntando a todo el mundo cómo han estado.
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