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domingo, 17 de junio de 2012

Carme Ruscalleda espera "recuperar la estrella Michelin con el equipo de Japón"


Japón le dio su quinta estrella Michelin y el tsunami que arrasó el país en 2011 se la arrebató, pero Carme Ruscalleda espera recuperar lo perdido con un equipo de profesionales japoneses "entregados al máximo", que sufrieron con la rebaja y ambicionan ser los artífices de la "reconquista".
La catástrofe de Fukushima hizo que el personal occidental del Sant Pau de Tokio abandonara el país y el cambio en la cocina restó una estrella al restaurante, un hecho que, sin embargo, no ha disminuido el palmarés de Ruscalleda.
La chef catalana continúa siendo la única cocinera con cinco estrellas Michelin gracias a la conseguida hace unos meses por el restaurante Moments de Barcelona y afronta con optimismo lo que ella llama "la reconquista" a través de una "apuesta por la calidad, trabajando para el 10, aunque sepamos que solo lo pueden conseguir los dioses".
"Japón mejoró nuestra forma de entender la cocina", ha afirmado en una entrevista a Efeagro.
Japón le descubrió cortes de pescado que nunca se había planteado y le ayudó a recuperar partes que antes tiraba y que ahora reconoce que son "riquísimas", pero también supuso la vuelta hacia los productos cárnicos que caracterizaron la primera carta del Sant Pau allá por 1988 y que ahora recupera en Tokio para atender el gusto de los japoneses, porque "para ellos, lo exótico es la carne".
Ruscalleda es consciente de la necesidad de dar gusto al público, pero reivindica con vehemencia la personalidad de su cocina y no está dispuesta a renunciar a ella para ascender puestos en listas como la elaborada por la revista especializada "Restaurant".
Dice que un puesto como el 65 que ostenta el Sant Pau de Sant Pol de Mar "se asume con inteligencia; diciendo: qué bien que estamos aquí, qué bien por la representación española que está en el pelotón de cabeza y ojalá que hubiera iniciativas de otras revistas para hacer otras listas".
Reconocida hace unos meses con la Medalla de Mérito en el Trabajo, la cocinera, que en 2013 celebrará sus 25 años entre fogones, confiesa que los reconocimientos son importantes para llegar a más público y seguir creciendo, pero que ella no cocina para ganar premios, sino que lo que le da "sustento" es saber que está haciendo algo a su manera.
Ruscalleda quiso ser pintora cuando era pequeña, pero, criada en una familia agrícola y comerciante, y guiada por su inclinación por la cocina, acabó siendo cocinera, una profesión que, según defiende, exige altas dosis de creatividad.
"He logrado tener una profesión que, como la pintura, me permite combinar los colores, que tiene formas como la escultura y que además sirve para comer", comenta cargada de satisfacción y agradecimiento por un trabajo del que no se cansa, ni siquiera en su tiempo libre: no le da pereza cocinar, "ni en un día de fiesta", y eso, para ella, "es una suerte".
Sus platos están cargados de tradición, pero con una vuelta de tuerca, por eso, y animada por su marido y una amiga periodista, se animó a escribir el libro de recetas "Cocinar para ser feliz", una revisión de la cocina de toda la vida que le ha dado muchas alegrías.
"La gente me para por la calle y me da las gracias porque por fin ha encontrado una receta de croquetas con medidas para que la salsa salga naturalmente trabada; en la cocina doméstica hay que dar pistas para que la persona que cocina, que siempre va con prisas, rinda y pueda hacer comida para dos días", explica.
Satisfecha con la experiencia de escribir y compartir sus conocimientos, Ruscalleda está ultimando un nuevo recetario, en esta ocasión sobre gastronomía "antiedad", y continúa dando vueltas a futuros proyectos.
Después de tantos logros y reconocimientos profesionales, lo único que le pide a su carrera es "continuar con ilusión, con capacidad y con salud para resistirlo".

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Japón pone fin a su apagón nuclear tras Fukushima


El Gobierno de Japón ordenó este sábado reactivar dos reactores nucleares por primera vez desde el grave accidente en la planta de Fukushima, lo que supone la vuelta de la energía atómica al país pese a las voces que reclaman el cierre definitivo de las centrales.
El primer ministro nipón, Yoshihiko Noda, decretó la puesta en marcha de los reactores 3 y 4 de la planta de Oi (centro) tras recibir el visto bueno del gobernador de la provincia de Fukui, donde se levanta esta central nuclear, perteneciente a Kansai Electric Power (KEPCO).
La eléctrica recibió hoy mismo la orden de iniciar los preparativos para activar los dos reactores, que previsiblemente estarán funcionando a pleno rendimiento para principios y finales de julio, respectivamente.
La decisión se tomó quince meses después del devastador tsunami de marzo de 2011, que además de causar más de 19.000 muertos en el noreste de Japón dañó seriamente la central de Fukushima Daiichi y la convirtió en epicentro de la catástrofe nuclear más grave desde la de Chernóbil.
Aquel accidente, por el que aún siguen evacuadas unas 80,000 personas, puso en tela de juicio la seguridad de las centrales niponas y llevó a la paralización gradual de los 50 reactores comerciales del archipiélago por revisiones o pruebas de seguridad, el último de ellos el pasado 5 de mayo.
Ello obligó a Japón, tercera economía mundial, a aumentar el ritmo de sus centrales térmicas e incrementar sus importaciones de hidrocarburos, lo que ha pasado una costosa factura a su balanza comercial.
Con el argumento de que es necesario garantizar un suministro estable y evitar la subida excesiva de los precios de la energía para el desarrollo económico y social del país, Noda hizo la semana un llamamiento público en favor de la energía atómica con vistas a allanar el camino a la reapertura de los reactores de Oi.
Pese a ello, una buena parte de la población rechaza la vuelta a la nuclear: Según una encuesta efectuada en mayo por el periódico Asahi, el 54 por ciento prefiere mantener las centrales cerradas, frente a un 29 por ciento a favor de reactivarlas.
Este mismo viernes, los representantes del movimiento antinuclear encabezado por el premio Nobel de Literatura Kenzaburo Oé entregaron al portavoz del Gobierno, Osamu Fujimura, un documento con 7,5 millones de firmas que pide la clausura definitiva de las plantas.
Además, a primera hora de hoy varios cientos de personas se congregaron frente al edificio que alberga las oficinas del primer ministro para reclamar que el país persista en su apagón atómico.
Bajo la lluvia y vigilados por docenas de policías, los manifestantes, con pancartas que pedían “una decisión política” contra la energía nuclear, denunciaron que la alegación de que los reactores de Oi son seguros es un “sinsentido”.
Las unidades 3 y 4 de esa planta se han sometido con éxito a las pruebas de resistencia decretadas por el Gobierno tras el accidente en Fukushima para certificar que están preparadas ante eventuales catástrofes naturales, como terremotos o un tsunami de hasta 11,4 metros de altura.
Pero ello no ha convencido a todos, e incluso dentro del gobernante Partido Democrático (PD) casi un tercio de sus legisladores firmaron a principios de este mes una petición en la que pedían a su líder y primer ministro un giro en la política nuclear.
Antes del accidente en Fukushima, Japón, con 127 millones de habitantes, obtenía cerca del 30 por ciento de su energía de las centrales atómicas.
La región donde se encuentra la central de Oi, Kansai, es la segunda más poblada del país con más de 20 millones de habitantes, a los que el Gobierno solicitó recientemente un ahorro del 15 por ciento en el consumo energético durante el caluroso verano para evitar apagones.

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jueves, 7 de junio de 2012

Fomentan proyectos de energía renovable en Japón


La empresa japonesa Mori Trust, especializada en la actividad inmobiliaria, evalúa la posibilidad de incursionar en el campo de la energía renovable con la construcción de una planta solar, informaron hoy fuentes corporativas.
Según la compañía, existen planes dirigidos a habilitar una instalación de ese tipo en una zona ubicada a 70 kilómetros de la central nuclear de Fukushima, afectada por un accidente tras el sismo y tsunami del pasado año.
Los planes contemplan una inversión cercana a los 50 millones de dólares para crear facilidades que podrían generar hasta 10 megavatios de electricidad, lo cual garantiza el abastecimiento de al menos tres mil hogares.
De avalarse el proyecto, los trabajos comenzarán en octubre y la entrada en operaciones se prevé durante el ejercicio fiscal del 2013, indicó Prensa Latina.
Mori Trust espera vender la producción de la planta a la compañía regional Tohoku Electric Power, tomando en cuenta una ley que obliga a las grandes empresas a adquirir energía obtenida de fuentes renovables.

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sábado, 2 de junio de 2012

La radiactividad, el enemigo interior de Japón

Antes del 11 de marzo de 2011, la vida de las amas de casa japonesas era sencilla. Obedeciendo a creencias ancladas, se limitaban a comprar productos locales y evitaban los importados de China, para estar completamente seguras de no intoxicar a su progenie. Sin embargo, el accidente nuclear de Fukushima alteró los hábitos en este país apegado a la calidad de su arroz, su pescado y sus verduras y obsesionado con la seguridad alimentaria.
La fusión de combustible nuclear en tres reactores de la central de Fukushima Daiichi, devastada por el tsunami, dispersó partículas de cesio y otros elementos radiactivos en el aire y las aguas de la zona. Esas partículas se fijaron en los cultivos o fueron absorbidas por los animales y los peces. Cuando a su vez estos son tragados por un predador o mueren por otra razón, la radiactividad se mantiene. Y la contaminación se perpetúa en el conjunto de la cadena alimentaria.
Esto significó que las mercancías procedentes del noreste del archipiélago, donde se encuentra la central nuclear, quedaron excluidas de las compras cotidianas. Las otras son miradas con lupa. Pese a los controles y las garantías de los productores y de las autoridades, muchos japoneses desconfían de la contaminación radiactiva, de la que nadie conoce el alcance exacto, ya que es imposible controlar todos los alimentos ofrecidos en el mercado.
Ante esta situación, algunos no dudan en desembolsar miles de yenes (decenas de dólares) al salir del supermercado para medir la radiactividad de su cesta de la compra, un servicio que ofrecen algunas administraciones locales. Ciertas empresas privadas, como Bekumiru (que significa "ver los becquereles") proponen en libre servicio aparatos de medición de la radiactividad. En Kashiwa, una ciudad de los alrededores de Tokio situada a 200 km de la central y en la que se detectó una radiactividad anómala en ciertos puntos, los locales de esa empresa siempre están llenos y el teléfono no para de sonar. "La gente que vive aquí está especialmente inquieta", corrobora el director, Motohiro Takamatsu.
Las pruebas se hacen con cita previa. Los empleados tienen un mes de clases intensivas con expertos. "Los clientes vienen con verduras, un bol de arroz, agua o cualquier otro alimento. Ellos mismos hacen las mediciones, y les tranquiliza", cuenta Takamatsu. Basta colocar una muestra en un recipiente que luego se introduce en un aparato dotado de un captor y pulsar el botón "iniciar" de un instrumento parecido a una caja registradora. Veinte minutos más tarde, se muestra el resultado. Al lado de cada máquina, un documento indica los límites legales de becquereles por kilogramo para las verduras, los condimentos y demás alimentos corrientes.
"Mucha gente viene con arroz, pero también con agua o tierra", precisa Takamatsu.
Las máquinas han sido seleccionadas en base a criterios de fiabilidad y simplicidad de empleo. "Incluso un niño podría usarlas", presume el director de Bekumiru.
"Cultivo verduras en el patio de la escuela infantil, y como los niños podrían comérselas, vengo aquí regularmente para tranquilizar a los padres, que obviamente están inquietos", cuenta Ryotaka Iwasaki, quien efectúa su segunda visita. "Si no existiera este lugar estaría en apuros, ya que costaría muy caro confiar las pruebas a un organismo especializado".
"He venido a medir el arroz que cultivo. Después de las pruebas ha sido autorizado para la venta, pero prefiero verificarlo yo misma, para estar segura", confía la sexagenaria Mitsue Suzuki.
Bekumiru propone también en alquiler dosímetros que la gente puede emplear para medir la radiactividad en su jardín.
Con la esperanza de recuperar la confianza, un importante grupo japonés de gran distribución, Aeon, efectúa sus propios exámenes sobre la comida que vende. Según su director general adjunto, Yasuhide Chikazawa, la fijación de un "nivel a modo de umbral de seguridad" por parte de las autoridades no tiene sentido para los consumidores. "Sólo los productos que presentan una radiactividad muy débil, hasta el punto de ser indetectable, podrán rivalizar con sus homólogos extranjeros", afirma el directivo. La política de "tolerancia cero" de Aeon chocó de entrada con la oposición de los productores de las zonas contaminadas, explica Chikazawa. "Pero finalmente se han dado cuenta de que era la mejor manera de protegerlos", afirma.
Inmediatamente después del accidente nuclear de Fukushima, los límites legales de cesio radiactivo en los alimentos fueron elevados provisionalmente a 500 becquereles por kilogramo, tal y como estipulan las normas internacionales de emergencia. Así, productos que antes habrían sido descartados fueron temporalmente autorizados para la venta. El dispositivo excepcional fue levantado el 1º de abril. Desde entonces, el límite legal ha vuelto a su nivel anterior (100 becquereles de cesio radiactivo por kilogramo para los productos generales, 10 becquereles para un litro de agua y 50 para los alimentos destinados a niños pequeños). Pero la elevación temporal de los límites legales, entre tanto, alimentó la sospecha de que el gobierno se preocupaba más por los productores que por los consumidores.
Varios incidentes atizaron la desconfianza generalizada. Numerosos productos procedentes de la prefectura de Fukushima que presentaban niveles de radiactividad superiores a ese límite provisional fueron prohibidos para la venta. En particular se trataba de carne bovina, leche, champiñones, pescado y algunas verduras. Sin embargo, el arroz de la región, una de las principales productoras del país, fue en un primer momento declarado apto. Más adelante, los exámenes complementarios revelaron una contaminación excesiva en numerosos lotes, que finalmente fueron retirados del mercado.
La reducción desde el 1º de abril del nivel admisible vuelve además invendibles los cargamentos previamente autorizados, lo que obliga a las autoridades a comprar toneladas de arroz para destruirlas y evitar la ruina de los cultivadores. Los casos de fraude (en los que se cambió intencionadamente el origen indicado en los paquetes procedentes de Fukushima) amplificaron la desconfianza. El resultado ha sido que los consumidores se han alejado en su mayoría de los alimentos de los alrededores de la región contaminada. Sólo las personas mayores siguen comprando frutas y verduras cultivadas en Fukushima, por solidaridad con los campesinos y porque muchas consideran que a su edad ya apenas corren riesgos.
La reciente detección de zonas de fuerte radiactividad en varias ciudades de Japón crea otro tipo de pavor difícil de contener. En ciertos lugares, no obstante a decenas de kilómetros de la central siniestrada, la radiactividad alcanza varios microsieverts o decenas de microsieverts por hora, frente a menos de 0,20 en circunstancias normales. "El viento y la lluvia han transportado los elementos radiactivos. Esto depende de los lugares donde se hayan producido precipitaciones. Hay lugares relativamente cercanos que se han visto a salvo y otros que han resultado contaminados, pese a estar muy distantes de la central", explica el profesor Tatsuhiko Kodama, especialista de los efectos de la radiactividad.
Aunque las mediciones terrestres y aéreas efectuadas por las autoridades muestran las grandes zonas de contaminación, no revelan los "puntos calientes" muy localizados, en general detectados por particulares. Cada vez hay más japoneses que se dotan de dosímetros (como contadores Geiger), gracias al desarrollo de los modelos simples a bajo precio.
En cuanto a las exportaciones de alimentos japoneses, antaño muy apreciados por los consumidores de los países vecinos por su calidad y su alto nivel de seguridad, cayeron un 7,4% en 2011 respecto a 2010. Seis países seguían bloqueando a fines de marzo las importaciones de verdura procedente del norte y el este de Japón. Entre ellos, China.

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viernes, 1 de junio de 2012

Japón reinicia uno de sus reactores nucleares


Japón planea reactivar los primeros reactores nucleares del país la próxima semana, después de detener la totalidad de sus centrales atómicas en mayo a raíz de la crisis de Fukushima, ha informado este jueves el diario Nikkei.

El primer ministro, Yoshihiko Noda, dará el visto bueno a la reactivación de los reactores 3 y 4 de la planta de Oi, en la provincia de Fukui (centro), después de recibir el apoyo de la asociación de gobiernos de la región, y asegurar que es una medida necesaria para el país y tras haber evaluado su seguridad.

"Por el bien de la prosperidad de la economía japonesa y de la sociedad, la generación de energía nuclear sigue siendo importante", ha asegurido Noda anoche durante una reunión con su gabinete para analizar la situación de las centrales nucleares en el archipiélago.

Del mismo modo, la decisión de Noda se vio acompañada por el apoyo de la Unión de Gobiernos de Kansai (región en la que se encuentra la planta de Oi), formada por los principales gobernadores y alcaldes de la zona, que han anuncido que aceptarán la decisión del Gobierno central sobre la reactivación de los reactores de la planta.

A falta del anuncio oficial de Noda, que ha asegurado se conocerá pronto, la reapertura de los reactores de Oi supondría la primera desde que, por revisión o mantenimiento, se procediera a la detención de la totalidad de los 54 reactores del país tras el inicio de la crisis nuclear en Fukushima en marzo de 2011.

Desde que Japón se sumiera en el apagón nuclear el pasado 5 de mayo, por primera vez en 42 años, el Gobierno ha presionado para reactivar los reactores de Oi, para lo que ha tenido que ganarse la fuerte oposición de los gobiernos locales y ante el temor de no poder garantizar la demanda eléctrica en verano sin energía nuclear.

El primer ministro quiere anunciar la reanudación en Oi la semana que viene para que, tras un proceso de reactivación que dura entre cuatro y seis semanas, la región de Kansai pueda contar de nuevo con el abastecimiento de energía nuclear para mediados de julio, cuando se espera que la demanda eléctrica alcance su tope.
El apagón nuclear ha provocado que las operadoras eléctricas niponas hayan potenciado el uso de las plantas térmicas, lo que aumenta las importaciones de crudo y gas licuado y afecta duramente a la balanza comercial japonesa.www.iberonat.com

jueves, 31 de mayo de 2012

Japón reactivará primeros reactores tras parada nuclear

Japón planea reactivar los primeros reactores nucleares del país la próxima semana, después de detener la totalidad de sus centrales atómicas en mayo a raíz de la crisis de Fukushima, informó el diario Nikkei.
El primer ministro, Yoshihiko Noda, dará el visto bueno a la reactivación de los reactores 3 y 4 de la planta de Oi, en la provincia de Fukui (centro), después de recibir el apoyo de la asociación de gobiernos de la región, y asegurar que es una medida necesaria para el país y tras haber evaluado su seguridad.
"Por el bien de la prosperidad de la economía japonesa y de la sociedad, la generación de energía nuclear sigue siendo importante", aseguró Noda anoche durante una reunión con su gabinete para analizar la situación de las centrales nucleares en el archipiélago.
Del mismo modo, la decisión de Noda se vio acompañada por el apoyo de la Unión de Gobiernos de Kansai (región en la que se encuentra la planta de Oi), formada por los principales gobernadores y alcaldes de la zona, que anunciaron que aceptarán la decisión del Gobierno central sobre la reactivación de los reactores de la planta.
A falta del anuncio oficial de Noda, que aseguró se conocerá pronto, la reapertura de los reactores de Oi supondría la primera desde que, por revisión o mantenimiento, se procediera a la detención de la totalidad de los 54 reactores del país tras el inicio de la crisis nuclear en Fukushima en marzo de 2011.
Desde que Japón se sumiera en el apagón nuclear el pasado 5 de mayo, por primera vez en 42 años, el Gobierno ha presionado para reactivar los reactores de Oi, para lo que ha tenido que ganarse la fuerte oposición de los gobiernos locales y ante el temor de no poder garantizar la demanda eléctrica en verano sin energía nuclear.
El primer ministro quiere anunciar la reanudación en Oi la semana que viene para que, tras un proceso de reactivación que dura entre cuatro y seis semanas, la región de Kansai pueda contar de nuevo con el abastecimiento de energía nuclear para mediados de julio, cuando se espera que la demanda eléctrica alcance su tope.
El apagón nuclear ha provocado que las operadoras eléctricas niponas hayan potenciado el uso de las plantas térmicas, lo que aumenta las importaciones de crudo y gas licuado y afecta duramente a la balanza comercial japonesa.www.iberonat.com